martes, 6 de mayo de 2014

Al ciudadano se le debe procurar su bienestar...



Escuchar es necesario, asentir ya es más comprometido, las razones van en función de los intereses, cada cual tiene “su razón” y curiosamente al oírla puede resultar comprensiva, esto está claro, ocurre siempre que nos olvidemos del referente por el cual las distintas opiniones pueden o deben ser rebatidas con el sentido único de la razón universal. Pongo un ejemplo de razón irrefutable “en democracia se está al servicio de la mayoría y al ciudadano  se le debe procurar su bienestar individual por encima de cualquier otra prioridad”. Es tal esta razón universal que si la obviamos rompemos las reglas del juego. Las organizaciones se deben a sus socios o afiliados, a los clientes el servicio y la atención esperada, los representantes políticos a la sociedad, o acaso nos hemos olvidado de esto. Eso parece como si una ola de liberalismo nos hubiera invadido dejando a las leyes del mercado el equilibrio solidario de la sociedad, así, aquello que de servicio público tenía su función, si no es rentable, deja de existir. Los ciudadanos ya no serán iguales ni ante la ley, habrá quien puede pagarla y por tanto será asistido. El correo postal no llegará a lugares pequeños, ni el tren, no habrá dispensario médico, ni escuela… Es el mercado, el voraz, frío y devastador mercado que nos dejará daños colaterales por doquier, y que para el poder solo será eso, daño colateral y tratarán de explicarlo, y habrá quien lo justifique y entienda las razones. 

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