Hemos cumplido “la mayoría de edad”, esto es lo que nos ocurre, ni más ni menos,
el tutelaje de la “madre patria” llegó a su final, claro que estas cosas de un
día para otro son difíciles de digerir, diría que incluso producen “llantina”, pero es lo que hay, nos
echan a volar, “sin tutelas ni tu tías”,
decía un político conocido. Llegó el momento de poner en valor conocimientos y
aprendizajes, experiencia y talento, sabiduría y sacrificio, voluntad y
perseverancia. El problema será para quien siga creyendo que vendrán a nuestro
rescate, pues no, aquí ya nadie echará una mano porque entre otras cosas, las
tendrán ocupadas en lo suyo y la filantropía en este país es una palabra que
suena a raro y que más parece ser cosa de “otros
países” que no del nuestro, eso aquí no se lleva, aquí lo que prevalece es
mostrar el patrimonio personal y cuanto más ostentoso mejor. Lejos queda la
cultura de compromiso de “responsabilidad
social empresarial” (RSE) aquí alimentamos vanidades personales por encima
de entender que a la sociedad una parte se le debería de retornar pues de ella
la recibimos.
El rumbo ya se fijó, somos muchos y no hay
para todos dicen, menos estado y más aportación individual, habrá que
defenderse, tendrá la sociedad que constituirse en masa crítica y fortalecer
las asociaciones y organizaciones con gestión transparente y compromiso por la defensa
de los individuos. No queda otra.
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