martes, 13 de mayo de 2014

Nacemos, crecemos y ...



El tiempo esa variable que a paso de tic, tac, marca nuestra vida, aliado con nuestra voluntad y pegado a nuestro destino, puede sin embargo, resultar engañoso, falso y traicionero, si confiamos nuestro transitar sin más ponderación que el dejarlo pasar. El tiempo puede resultar un factor favorable, si en él nos apoyamos con la necesaria ambición de ganarle la batalla por la vida, o resultar detestable cuando nuestras circunstancias son adversas en la lucha exigente a la que nos somete. Nacemos, crecemos y morimos, en este transcurrir el infortunio, la desgracia, la enfermedad y la decadencia, puede aliarse con él haciendo que resulte una carga, o podemos sofocar su paso si nos hemos fortalecido en el amor, en la esperanza, en la confianza, en la certeza de saber que cumplimos una función, la que esperan de nosotros. Aquí estamos para dejar en los demás nuestra mejor parte, la comprensión y la generosidad. Aliarnos con los sentimientos, entender el vivir como algo comprometido con uno mismo, completa un ciclo de vida que deja sano lugar a quienes por nuestra voluntad ocuparán el espacio cedido. Gracias a la vida, a la posibilidad de disfrutarla, gracias por poder plantarle cara y decirle que seguimos vivos mientras podamos administrar nuestros recuerdos y dar la mano a quien nos ofreció compartir el camino hasta el inevitable final.

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