domingo, 12 de enero de 2014

Lo que no se mejora se degrada

Nos enfrentamos a un tiempo excepcionalmente competitivo para nuestro comercio local y no servirán viejas recetas, ni lamentarse de la falta de ayudas y mucho menos situarse en un limbo a la espera de que escampe. Estos tiempos requieren esfuerzos y una capacidad de innovación que podría superar nuestras posibilidades. En este sentido las asociaciones de comerciantes serán quienes tomen el reto ofreciendo la guía que permita a través del estímulo y elaboración de estrategias, tomar la senda de la modernidad, el crecimiento y la propia supervivencia. Las iniciativas personales serían otra de las patas que soportarían el peso de una estrategia de impulso. Hay que consensuar políticas de marketing que al pequeño comercio le situarán en opción de competir y sobre todo, atraer la atención de la clientela. Las instituciones tienen tendencia al inmovilismos y esto es fatal en cualquier tiempo pero en el actual puede resultar catastrófico no solo para la credibilidad propia sino para la justificación de su permanencia, “lo que no se mejora se degrada siempre” siendo esta verdad una exigencia para quienes ostentan responsabilidades de representación, sean públicas o privadas. El comercio local debe expandirse, abrirse sin rubor y timidez a las nuevas tecnologías, aprovechar las redes sociales, crear su propio entorno que le diferencie de los demás, en una palabra incorporar una globalidad que solo se la puede ofrecer la red, Internet. El comercio local debe innovarse, preparar su abordaje a los nuevos clientes que utilizan la red con descaro y como herramienta imprescindible en la acción de informarse y adquirir bienes y servicios. El comercio local, debe estructurar sus catálogos en busca de la especialización y abrirse a un mercado que ya no tiene naturaleza de limitado, sino universal. El cómo lo consiga será su reto, los clientes solo esperan.


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