Somos capaces en Asturias de recuperar
nuestro valor, coraje y sensatez o nos conformamos con la ya trasnochada bravuconería
que caracterizó comportamientos poco racionales y demasiado emocionales no
exentos de personalismos en la acción política. Asturias lleva tiempo pidiendo estabilidad,
un cambio en la manera que está siendo gobernada. Exceso de endogamia, falta de
recambio en los cuadros de los partidos políticos, dejan a la región en un
estado de permanente fragilidad e incluso parálisis. Nos hemos destacado por
haber sido siempre valientes y emprendedores, nobles y entregados, es hora de
meditar si ha llegado el momento de volver a “reconquistar” nuestro espacio que
no puede ser otro que el de la estabilidad y el bienestar, logrando las cotas
de desarrollo y recuperando el sitio que nos corresponde en nivel de riqueza.
Asturias necesita un gesto de generosidad, un entendimiento por fin, que
permita la gran coalición de los partidos mayoritarios para recuperar la
estabilidad y diseñar el futuro de una región muy castigada por los
desencuentros.
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