jueves, 30 de enero de 2014

Nos engañan...

Estamos en una etapa que roza casi la crispación hacia la política y es a todas un grave error, la política marca los presagios de nuestra vida, forma parte de nuestro destino, por tanto sería deseable un mayor compromiso y por supuesto una mayor participación. Viene a colación esta reflexión por la noticia que hoy está en los medios sobre la edad de jubilación que la señora Merkel ha tenido que negociar con sus coaligados socialdemócratas y que no ha sido ni más ni menos que lo contrario de lo exigido a los países del sur. Los alemanes se podrán ir a su casa con 63 años, mientras España, Portugal, Italia y Grecia lo haremos a los 67, de manera progresiva pero a los 67. Es curioso como todo responde a la estrategia de intereses que sea útil a las fuerzas del poder en un momento determinado, ellos ahora podrán darle vuelta al argumento y donde era digo, será diego. Por ello entiendo que es necesaria la política, porque desde esa plataforma se forja el estado del bienestar, se asegura la educación y la sanidad, la solidaridad en el reparto de la riqueza, en definitiva, la prosperidad. Ahora la señora Merkel ha cambiado las reglas del juego en su casa, ya no será 67 ni 65, sino 63 la edad para jubilarse en su país, simplemente porque es más conveniente políticamente para ellos, a los vasallos, toca asumir y callar.


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