Recuerdo con lucidez aquel año de
1977, saliendo de una dictadura y tratando de conciliar una sociedad
totalitaria, intransigente, sin capacidad de diálogo y pocas esperanzas de
reconciliación. Sin embargo, todo aquello fructificó y dio como resultado avanzar
hacia un estado democrático, creyendo ingenuamente, que esos valores se adquirirían
con el solo hecho de mentarlos. Lo extraordinario de aquel momento era la
ilusión, no había más que eso, una grandísima ilusión por los nuevos tiempos
que se avecinaban.
Quizás hoy el mayor escollo que
tenemos planteado sea recuperar la ilusión, nos falta alegría, ánimo, somos
incapaces de ver un tiempo para las oportunidades, estamos tan sumergidos en nuestros
problemas del día a día que nos sentimos impotentes y frustrados, lo que
dificulta una verdadera superación de la situación. Podemos, si, porque en el
fondo de cualquier situación, por negativa que esta sea, se sale con actitud
positiva y alianzas que permitan fortalecer estrategias para juntos recuperar la
ilusión.
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