El comercio no franquiciado ¿tiene
posibilidad de sobrevivir en esta nueva coyuntura económica que vivimos? Es una
pregunta que me hago de forma permanente y que en ocasiones he comentado con
expertos consultores en retail. No obtuve respuestas firmes, comprometidas con
un sí claro y contundente, pero tampoco en sentido contrario. Las “viejas
tiendas” tradicionales de cada ciudad, regentadas por comerciantes de mucho
oficio y larga experiencia, ya son las menos y algunas de ellas desaparecen con
la jubilación al no tener relevo generacional. Los hijos de “aquellos
históricos” hoy se ganan la vida de otra forma, y renuncian seguir haciéndolo tras
un sacrificado mostrador. Recuperar la fidelidad incondicional que el comercio
ha disfrutado en etapas anteriores es imposible. Hoy el cliente tiene mayor
información y más posibilidades de elegir que nunca, por tanto, sólo queda especializarse,
modernizarse y abrirse a las nuevas tecnologías. Nuestra mejor arma competitiva
es la atención al cliente, ninguna franquicia, ni gran superficie o cadena de
tiendas, podrán llegar al nivel de compromiso que la tienda del comercio local
dispensa. El cliente debe entenderlo y percibirlo, valorar esa atención
personalizada y el compromiso del comercio local con la ciudad a nivel de empleo,
fiscalidad, participación en eventos deportivos, sociales etc., Es nuestra
mayor defensa y nuestro reto, hacerles comprender esta realidad y si no lo
hacemos, será un problema
.
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