viernes, 31 de enero de 2014

C. C. Oscar Niemeyer a exámen...

Asistimos expectantes a la comisión de investigación sobre el Centro Cultural Oscar Niemeyer en la que se debate la gestión de sus cuentas y volvemos asistir al enfrentamiento entre los partidos políticos por ver a quien le reporta mayor rédito el supuesto despilfarro ocasionado.  A los ciudadanos ante lo visto, sólo nos queda la rabia, la impotencia y  la frustración y para tranquilidad de nuestra conciencia, saber que el genial y generoso arquitecto, Premio Príncipe de Asturias, ya no está entre los vivos evitándole así, un sufrimiento inmerecido. Desde su inauguración, el C.C. Oscar Niemeyer fue centro de disputas y chalaneos, apropiaciones partidistas y escasa transparencia en la gestión de los dineros públicos. Un proyecto de “factoría cultural” que como una locomotora daría a la ciudad un impulso económico situando de nuevo a Avilés en el mapa mundial. A la clase política local, les quedó tan grande el proyecto, que su comportamiento no distó mucho del de un niño al que se le pone en sus manos un juguete caro, con la probabilidad de mal utilizarlo y en el peor de los casos destrozarlo. En mi blog anterior, he defendido la política y la necesidad de políticos competentes, con capacidad de gestionar el presente, liderar proyectos de futuro y tener la toma de decisiones orientada a la prosperidad de los ciudadanos. Ahora ya no queda mucho más que hacer, podrán seguir instalados en la culpa del otro o reflexionar sobre lo ocurrido, tratando por dignidad y memoria, de devolver a Avilés la ilusión puesta en un proyecto único y modélico.

jueves, 30 de enero de 2014

Nos engañan...

Estamos en una etapa que roza casi la crispación hacia la política y es a todas un grave error, la política marca los presagios de nuestra vida, forma parte de nuestro destino, por tanto sería deseable un mayor compromiso y por supuesto una mayor participación. Viene a colación esta reflexión por la noticia que hoy está en los medios sobre la edad de jubilación que la señora Merkel ha tenido que negociar con sus coaligados socialdemócratas y que no ha sido ni más ni menos que lo contrario de lo exigido a los países del sur. Los alemanes se podrán ir a su casa con 63 años, mientras España, Portugal, Italia y Grecia lo haremos a los 67, de manera progresiva pero a los 67. Es curioso como todo responde a la estrategia de intereses que sea útil a las fuerzas del poder en un momento determinado, ellos ahora podrán darle vuelta al argumento y donde era digo, será diego. Por ello entiendo que es necesaria la política, porque desde esa plataforma se forja el estado del bienestar, se asegura la educación y la sanidad, la solidaridad en el reparto de la riqueza, en definitiva, la prosperidad. Ahora la señora Merkel ha cambiado las reglas del juego en su casa, ya no será 67 ni 65, sino 63 la edad para jubilarse en su país, simplemente porque es más conveniente políticamente para ellos, a los vasallos, toca asumir y callar.


martes, 28 de enero de 2014

Recuperar la ilusión...

Recuerdo con lucidez aquel año de 1977, saliendo de una dictadura y tratando de conciliar una sociedad totalitaria, intransigente, sin capacidad de diálogo y pocas esperanzas de reconciliación. Sin embargo, todo aquello fructificó y dio como resultado avanzar hacia un estado democrático, creyendo ingenuamente, que esos valores se adquirirían con el solo hecho de mentarlos. Lo extraordinario de aquel momento era la ilusión, no había más que eso, una grandísima ilusión por los nuevos tiempos que se avecinaban.

Quizás hoy el mayor escollo que tenemos planteado sea recuperar la ilusión, nos falta alegría, ánimo, somos incapaces de ver un tiempo para las oportunidades, estamos tan sumergidos en nuestros problemas del día a día que nos sentimos impotentes y frustrados, lo que dificulta una verdadera superación de la situación. Podemos, si, porque en el fondo de cualquier situación, por negativa que esta sea, se sale con actitud positiva y alianzas que permitan fortalecer estrategias para juntos recuperar la ilusión.  


viernes, 17 de enero de 2014

Comercio local, sí puede...

El comercio no franquiciado ¿tiene posibilidad de sobrevivir en esta nueva coyuntura económica que vivimos? Es una pregunta que me hago de forma permanente y que en ocasiones he comentado con expertos consultores en retail. No obtuve respuestas firmes, comprometidas con un sí claro y contundente, pero tampoco en sentido contrario. Las “viejas tiendas” tradicionales de cada ciudad, regentadas por comerciantes de mucho oficio y larga experiencia, ya son las menos y algunas de ellas desaparecen con la jubilación al no tener relevo generacional. Los hijos de “aquellos históricos” hoy se ganan la vida de otra forma, y renuncian seguir haciéndolo tras un sacrificado mostrador. Recuperar la fidelidad incondicional que el comercio ha disfrutado en etapas anteriores es imposible. Hoy el cliente tiene mayor información y más posibilidades de elegir que nunca, por tanto, sólo queda especializarse, modernizarse y abrirse a las nuevas tecnologías. Nuestra mejor arma competitiva es la atención al cliente, ninguna franquicia, ni gran superficie o cadena de tiendas, podrán llegar al nivel de compromiso que la tienda del comercio local dispensa. El cliente debe entenderlo y percibirlo, valorar esa atención personalizada y el compromiso del comercio local con la ciudad a nivel de empleo, fiscalidad, participación en eventos deportivos, sociales etc., Es nuestra mayor defensa y nuestro reto, hacerles comprender esta realidad y si no lo hacemos, será un problema
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domingo, 12 de enero de 2014

Lo que no se mejora se degrada

Nos enfrentamos a un tiempo excepcionalmente competitivo para nuestro comercio local y no servirán viejas recetas, ni lamentarse de la falta de ayudas y mucho menos situarse en un limbo a la espera de que escampe. Estos tiempos requieren esfuerzos y una capacidad de innovación que podría superar nuestras posibilidades. En este sentido las asociaciones de comerciantes serán quienes tomen el reto ofreciendo la guía que permita a través del estímulo y elaboración de estrategias, tomar la senda de la modernidad, el crecimiento y la propia supervivencia. Las iniciativas personales serían otra de las patas que soportarían el peso de una estrategia de impulso. Hay que consensuar políticas de marketing que al pequeño comercio le situarán en opción de competir y sobre todo, atraer la atención de la clientela. Las instituciones tienen tendencia al inmovilismos y esto es fatal en cualquier tiempo pero en el actual puede resultar catastrófico no solo para la credibilidad propia sino para la justificación de su permanencia, “lo que no se mejora se degrada siempre” siendo esta verdad una exigencia para quienes ostentan responsabilidades de representación, sean públicas o privadas. El comercio local debe expandirse, abrirse sin rubor y timidez a las nuevas tecnologías, aprovechar las redes sociales, crear su propio entorno que le diferencie de los demás, en una palabra incorporar una globalidad que solo se la puede ofrecer la red, Internet. El comercio local debe innovarse, preparar su abordaje a los nuevos clientes que utilizan la red con descaro y como herramienta imprescindible en la acción de informarse y adquirir bienes y servicios. El comercio local, debe estructurar sus catálogos en busca de la especialización y abrirse a un mercado que ya no tiene naturaleza de limitado, sino universal. El cómo lo consiga será su reto, los clientes solo esperan.