martes, 17 de julio de 2012

Ejercicio de cinismo


Un paripé orquestado por el presidente del Parlamento para limpiar la injuria de una diputada que sin desmerecer su mérito académico (se licenció en derecho) el político, es cuestionable. Un déficit en propuestas o iniciativas tanto en su etapa de senadora como ahora de diputada, dan una pobre saldo en su trayectoria.

Lo sobresaliente ha sido comprobar como una estrategia cara a la opinión pública, con un expediente disciplinario, trata de reparar  una salida visceral, intuitiva, por otra parte casi esperada, de quien no ha tocado suelo jamás. Daría igual que fueran los parados de hecho, o los diputados psoe de derecho. Nada se le resiste a la impetuosa diputada Fabra, cuando de ignorar a parados u opositores de su ideología franquista y caprichosa se trata.

Pero ¿quién ha sido el verdadero perjudicado de este suceso? Ni más ni menos que la credibilidad del sistema, la clase política y la democracia, que sale herida y devaluada con este comportamiento. La diputada Fabra tiene que dejar “todos” sus cargos públicos e irse a su casa, no puede representar a esta sociedad y sería un ejercicio de hipocresía sin precedentes que su grupo parlamentario no la obligara a apartarse de la vida pública.

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