La moda, significa cambio, tiene que ver
con algo más que con la ropa que nos ponemos, tiene que ver con “la actitud”
con ofrecer ilusión, contribuye a nuestro bienestar alimentando y potenciando
nuestra confianza. El estilo es el reflejo de la elección personal y por tanto
cabe decir que la moda es el reflejo del estilo, moda y estilo, son
indisociables, no podemos decir que el estilo crea la moda o ésta el estilo. Me
atrevo sin embargo asegurar que ambos conceptos nacen del entorno de su
diversidad, del desorden y contrastes. Somos un reflejo de cuanto nos rodea,
nuestros comportamientos se ven inducidos por olores, sabores y sorpresas
visuales que inspiran nuestro ánimo cada día al salir al encuentro con la
calle.
Un bolso, un collar, unos pendientes, un
pañuelo, son lo suficientemente importantes como para hacer que tu encuentro
con la calle, se convierta en una emoción, aparque la cotidianidad y monotonía
y conviertan la jornada en una explosión de ánimo, de vida, porque cada día nos
espera una sorpresa y a igual que el guerrero se enfrenta armado, así nosotras
debemos también presentarnos al despertar del día y en buena parte, porque nuestra
actitud lo hará diferente.
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