#El Comercio Local
como necesidad reguladora de la oferta en las ciudades, oportunidad para el
emprendimiento y sensible al compromiso con la ciudad.
No podemos construir ciudad sin #El Comercio Local. Requiere entender
esta actividad desde dos perspectivas, por una parte, de la iniciativa emprendedora
y por la otra, como necesidad implícita de dotar a las localidades de
personalidad propia. Las ciudades se convierten en clónicas a los dictados de
las grandes cadenas o multinacionales, un fenómeno extendido como consecuencia
de la globalidad y que no tiene freno, pero si puede tener respuesta. La
iniciativa individual es una manera de ejercer la libertad, de no someterse a
los distados de los más poderosos, una legítima y sana aspiración. Si no mantenemos
esa capacidad será claudicar y entregarnos a una nueva forma de esclavitud, la de ir por la senda que nos marquen, la del
pensamiento único. Si no somos capaces de dar un paso hacia adelante en busca de
nuestra propia emancipación y oponernos a la dictadura de un mercado despiadado
dirigido por el poder financiero, las consecuencias serán muy negativas no solo
para los emprendedores y consumidores, sino para el medio ambiente, la
sostenibilidad y la calidad de vida.
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