Si
nuestra visión es cegata y tan corta que no es capaz de traspasar el alto de la
Miranda, tenemos un grave problema.
En
tiempos como los actuales necesitamos líderes entregados y capaces, que
defiendan nuestros intereses con talento y energía.
Tres
son las poblaciones que se disputan protagonismo: Avilés, Gijón y Oviedo. Para cada
uno de estos núcleos de población, el interés general responde exclusivamente a
lo que ocurre en su entorno próximo, olvidando que Asturias como locomotora no
puede prescindir de ninguno de sus vagones que configuran un verdadero convoy
de carga con fuerte contenido histórico.
Avilés,
necesita líderes que impulsen sus iniciativas y creatividad con proyectos
ambiciosos, aprovechando su capital humano, fruto de una generación multirracial
que aportó una capacidad de innovación encomiable. Avilés necesita reinventarse
y salirse de su estado de letargo, de su timidez, de su miedo. Avilés tiene que
modificar su actitud, mirar a su pasado no con nostalgia sino como oportunidad.
Avilés necesita recuperar su identidad, aprovechar sus capacidades y marcar el
paso en la cultura, la innovación y el emprendimiento. Tienen los responsables
locales obligación de devolvernos a los avilesinos la autoestima de la que
hemos gozado siempre, poniendo cara a Gijón, Oviedo y al resto, sin rencor, ni
miedos, tendiendo la mano con el fin único de hacer una Asturias fuerte, pero desde
la responsabilidad individual que nos toca.
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