El Tribunal de Justicia Europeo, se pronunció en contra de la
Ley española sobre deshaucios. Una leve esperanza para esas familias con el
corazón encogido ante la inminente amenaza de quedar sin vivienda y sin
recursos. Estas familias han sido amparadas y en algunos casos defendidas físicamente,
por plataformas o ciudadanos vecinos que se enfrentaron a las autoridades
evitando desalojos. El gobierno tendrá que rectificar la ley y ponerla a la
altura de los países de nuestro entorno. Si analizamos el fondo de la cuestión,
deberíamos de sentir pena y dolor, ante
semejante desamparo. Estamos ante una clase política que se ha preocupado más
en blindar sus condiciones y estatus, que en atender la demanda de los
ciudadanos representados. Intereses de lobbies y oligarquías financieras han
tenido la protección cerrada por los gobiernos en el poder, por encima de la
defensa de los ciudadanos.
¿Por qué, este interés en condenarnos a ser ciudadanos de
segunda? Acaso no merecemos, por ley igual trato y derechos, que el resto de
los ciudadanos europeos y si no preguntémonos ¿por qué pagamos más comisiones
bancarias que el resto? ¿por qué las comunicaciones con las operadoras de
telefonía, son más caras? ¿por qué nuestros alquileres son proporcionalmente a
nuestros salarios, de mayor importe? ¿por qué los espectáculos, cine, teatro y
cultura se graba con mayor i.v.a? Hay tantos por qué que solo cabe una
contestación: estamos mal representados, mal defendidos, vivimos un despotismo
ilustrado intolerable que debemos cambiar, y para ello solo cabe una sociedad
civil más crítica.
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