El Centro Cultural Niemeyer nace con la vocación
de convertir Avilés en factoría de ideas, se crea una Fundación y se pone en
marcha con una gestión a nivel de marketing que permite situar Avilés y su
centro cultural en el mundo, tras el eco mediático que origina. No se trata sólo
de gestionar los proyectos, sino liderarlos y Natalio Grueso, lo hizo de forma
notoria en el espacio cultural con clara ignorancia a los presupuestos hasta
convertir su gestión en un desfase de casi tres millones de euros. La victoria
no esperada de Foro, convierte a este ejecutivo en el verdadero azote sobre el
Centro Niemeyer. Decisiones como no convocar a la Fundación, congelar
presupuesto, llevar la situación económica del Centro Niemeyer a los medios,
con el fin de utilizarlo como desgaste y descalificación de la corporación
avilesina, no hicieron más que desprestigiarlo y condenarlo al olvido
programático y al rechazo popular. El gestor Natalio Grueso sin remisión para
poder justificar su gestión económica, cambia de aires de la mano del Partido
Popular, yéndose con la alcaldesa de Madrid a gestionar el área de espectáculos.
No se ha oído nada en contra, a pesar de ser el “causante del dispendio
avilesino, en palabras del PP local”. Otros partidos como izquierda unida, y
psoe, estaban representados en la mesa de gestión y a ninguno se les oía, por
aquel entonces, cómo estaba gestionándose el presupuesto ¿Ninguno era
responsable de lo que supuestamente ocurría? En época de abundancia la
intensidad con que se sigue el tema de los dineros, suele tener menos
seguimiento, craso error. Aquel era un momento mediáticamente muy rentable para
organizadores de los eventos y para los partidos políticos que estaban
implicados directamente en el proyecto.
Al día de hoy el Centro Niemeyer, nacido con
vocación de factoría de ideas, y con verdaderas expectativas de ser un motor
que desde la cultura dinamizara la economía de Avilés y por consiguiente de Asturias, está siendo poco menos que un enfermo
contagioso al que nadie quiere acercarse por riesgo de contagio. Qué gran
irresponsabilidad para toda la clase política que no ha sabido, querido o
podido gestionar este monumento arquitectónico, único en Europa del arquitecto
genial Oscar Niemeyer, con el reclamo de ser el centro en el que se
materializaran las nuevas vanguardias del espectro cultural. Que fracaso de
todos tratar esta inversión con la única preocupación de dar notoriedad en
busca de réditos electorales. El Centro Niemeyer se ha quedado como un juguete
roto en manos de políticos inconscientes e inmaduros, que solo proyectan una
imagen de impotencia e irresponsabilidad ante la ciudadanía, escéptica e
incrédula ante unos representantes solo preocupados de salvar el culo de su
asiento y salir de la función pública con la vida personal asegurada sin
importarles lo que la historia hablará dirá ellos.
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