martes, 4 de diciembre de 2012

Centro Niemeyer, un juguete roto


El Centro Cultural Niemeyer nace con la vocación de convertir Avilés en factoría de ideas, se crea una Fundación y se pone en marcha con una gestión a nivel de marketing que permite situar Avilés y su centro cultural en el mundo, tras el eco mediático que origina. No se trata sólo de gestionar los proyectos, sino liderarlos y Natalio Grueso, lo hizo de forma notoria en el espacio cultural con clara ignorancia a los presupuestos hasta convertir su gestión en un desfase de casi tres millones de euros. La victoria no esperada de Foro, convierte a este ejecutivo en el verdadero azote sobre el Centro Niemeyer. Decisiones como no convocar a la Fundación, congelar presupuesto, llevar la situación económica del Centro Niemeyer a los medios, con el fin de utilizarlo como desgaste y descalificación de la corporación avilesina, no hicieron más que desprestigiarlo y condenarlo al olvido programático y al rechazo popular. El gestor Natalio Grueso sin remisión para poder justificar su gestión económica, cambia de aires de la mano del Partido Popular, yéndose con la alcaldesa de Madrid a gestionar el área de espectáculos. No se ha oído nada en contra, a pesar de ser el “causante del dispendio avilesino, en palabras del PP local”. Otros partidos como izquierda unida, y psoe, estaban representados en la mesa de gestión y a ninguno se les oía, por aquel entonces, cómo estaba gestionándose el presupuesto ¿Ninguno era responsable de lo que supuestamente ocurría? En época de abundancia la intensidad con que se sigue el tema de los dineros, suele tener menos seguimiento, craso error. Aquel era un momento mediáticamente muy rentable para organizadores de los eventos y para los partidos políticos que estaban implicados directamente en el proyecto.

Al día de hoy el Centro Niemeyer, nacido con vocación de factoría de ideas, y con verdaderas expectativas de ser un motor que desde la cultura dinamizara la economía de Avilés y por consiguiente  de Asturias, está siendo poco menos que un enfermo contagioso al que nadie quiere acercarse por riesgo de contagio. Qué gran irresponsabilidad para toda la clase política que no ha sabido, querido o podido gestionar este monumento arquitectónico, único en Europa del arquitecto genial Oscar Niemeyer, con el reclamo de ser el centro en el que se materializaran las nuevas vanguardias del espectro cultural. Que fracaso de todos tratar esta inversión con la única preocupación de dar notoriedad en busca de réditos electorales. El Centro Niemeyer se ha quedado como un juguete roto en manos de políticos inconscientes e inmaduros, que solo proyectan una imagen de impotencia e irresponsabilidad ante la ciudadanía, escéptica e incrédula ante unos representantes solo preocupados de salvar el culo de su asiento y salir de la función pública con la vida personal asegurada sin importarles lo que la historia hablará dirá ellos.

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