El genial
arquitecto Oscar Niemeyer se va de este mundo, a los ciento cuatro años de edad
dejando obras para la posteridad concebidas desde una perspectiva humanista.
Figuras geométricas, espacios amplios, diseños sobre todo con un gran fin, el
encuentro entre personas que buscan “sensaciones”.
Un hombre
que transmitía paz, tranquilidad y sosiego, siempre preocupado por los más
débiles y empeñado en la lucha por un mundo donde el reparto de la riqueza
fuese más justo.
Nos deja en
Avilés su única obra en España, el Centro Cultural Niemeyer, un proyecto donado
como obsequio al merecido premio “Príncipe de Asturias” recibido en el año 1989.
Esta insigne obra nos devolvió ilusiones y expectativas de convertirnos esta
vez en factoría, pero de ideas, donde la cultura emergiera y pusiera Avilés en
el mapa mundial.
Oscar
Niemeyer, resistió todo lo humanamente posible, se negaba abandonar este mundo
sin antes ver una luz de esperanza que permitiera albergar un siglo con la
radicación de las guerras, del hambre, de la explotación infantil, de la
consolidación democrática, de la corrupción. Quizá era mucho esperar y cansado
de contemplar la sin razón, la mezquindad, la arrogancia, el engaño y el egoísmo,
decidió descansar para seguir su obra en el cielo, donde parece están también
faltos de cambios, que hagan más suaves y tolerables las formas y las maneras…
Gracias
señor Oscar Niemeyer, esperamos los avilesinos estar a la altura que merece su
nombre y poner el Centro Niemeyer de nuevo, en el mapa mundial como factoría de
ideas para la mejora de nuestro mundo.
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