jueves, 6 de junio de 2013

En manos de quien estamos...

El FMI, erró en sus previsiones sobre Grecia. Tras tres años de necesidades, penuria,  y tensiones sociales los griegos no solo han mejorado, sino que es improbable remonten y salgan de una situación que condena a una generación a vivir en precario o a emigrar. El FMI, suele tener estas actuaciones equívocas y cebarse sobre países que terminan condenados a la más absoluta recesión económica, valorando solo sus propios intereses, con las consecuencias sociales añadidas y un difícil camino hacia la senda del bienestar. Cabe preguntarse si en este organismo se toman en serio los diagnósticos tanto como los nombramientos del director gerente. Los últimos “grandes ejecutivos” por orden de aparición han sido: Rodrigo Rato, salió por la puesta de atrás, tras una gestión opaca y carente de compromiso, recala en Bankia y ésta entra en quiebra, veremos cómo termina. Dominique Strauss-Kahn, un “pájaro” que lo aconsejable por su conducta moral, era tenerlo alejado hasta de la mesa familiar. Christine Lagarde, la dama soldadesca que presentada como firme y capaz de limpiar la imagen de su antecesor, está envuelta e investigada, por tráficos de influencia.
Bien, pues esto es lo que hay, personajes a los que en sus manos se pone el destino de millones de personas, y que sería pertinente preguntar si organismos como el FMI, con poder de condenar a la miseria a todo un país, están exentos de ser llamados al orden y a sus dirigentes exigirles las responsabilidades con las consecuencias a que de lugar. Una elección cuidadosa y que garantice la profesionalidad e integridad moral de quien lo representa debe llevarse a cabo por parámetros de rigor y no por intereses políticos de conveniencia.



    

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