Esta semana han pasado algunos
acontecimientos para la reflexión, un pájaro inexperto que se estrella contra
el escaparate, un calor estacional impropio, reuniones políticas sin resultados
aparentes y quejas y más quejas sobre la crisis.
¿Qué coños está pasando? ¿Qué ocurre
en esta sociedad, anestesiada e inmovilizada por los acontecimientos? Me atrevo
y no quiero que me tilden de arrogancia al afirmar que lo que está pasando es
que “no hay crisis”. Tal como lo han leído,
lo repetiré para incrédul@s: “no hay
crisis” y punto. Entonces se preguntaran que ocurre, y que es lo que hay o
no hay. Pues ni más ni menos que un “profundo
cambio” que cuanto más tiempo tardemos en asimilar e interpretar, será peor
para todos.
Quienes están pensando que el
crédito aflorará, que el empleo se recuperará, la economía de nuevo volverá a
los estándares de los años de la abundancia y el despilfarro, se equivocan. No
hay vuelta atrás, hay que mirar el presente y futuro asimilando que estamos ante
un cambio que afecta a nuestro modo
de vida: familiar, laboral, económico, incluso de pareja. Todo está afectado,
así que asimilemos los nuevos conceptos, interpretemos en que exigencias nos
sitúan a cada cual y adelante. Nadie ha dicho que esto sea el fin, esto es el
principio de una vida que nos tenemos que plantear de otra forma, con otro
sentido y empezar por un@ mism@, ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario