lunes, 8 de abril de 2013

Se precisan cambios profundos...


En la última encuesta de opinión realizada por el CIS la preocupación mayoritaria la lleva el paro con el 81,6 % le sigue la corrupción con el 44,5% y la economía y la clase política con el 34,4% y 31,4% respectivamente. Se me ocurre que hay una conexión real y manifiesta entre estos conceptos. Políticos y corrupción están ligados a la economía y eso ha traído consecuencias muy graves en el empleo. Este país ha sufrido tanto en su busca de las libertades que cuando se presentó la oportunidad, fue como sacarse la soga del cuello y darse por satisfecho como si no hubiera que profundizar mucho más para poder disfrutar de una sociedad responsable defendida por unos representantes implicados en el bienestar del país y de sus ciudadanos. No fue así, o al menos dejó en algún momento de serlo, duró poco. La transición mantuvo su ideología y esfuerzo con el foco puesto en la defensa de las libertades, pero también en preservar los privilegios de una oligarquía y una clase política derivada del franquismo que no se resignaba ni bien ni mal, a perder su estatus de clase preferente y dominante. Los resultados están al orden del día, una sociedad crispada y una clase política cada vez más alejada de la sociedad. Se precisan cambios profundos, gestos que devuelvan a los ciudadanos confianza en las instituciones y para ello no queda más solución que abrir los partidos a la sociedad con actuaciones transparentes y cambios de personas que den paso a líderes alejados de tiempos que ya nada significan ni aportan.

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