Señor Urdangarín, hoy los medios de
comunicación se hacen eco de algunos cargos como gastos justificables a una de
las empresas del conglomerado societario de Nóos. Viajes a Sudáfrica, Roma,
compras de ropa, incluso de los libros de Harry Potter. Estos imagino que
serían para usted y así poder seguir alimentando la imaginación y magia, la que
en estos últimos años ha hecho gala.
Sr. Urdangarín, podrá la justicia condenarle,
absolverle, podrán buscarle un retiro seguro en el que pueda mantener su
estatus y vivir alejado de la presión mediática, ya sabe que el tiempo lo entierra
todo, pero no puedo entender como la ambición y la vanidad pueden apartar a las
personas del camino de la honestidad. Lo tenía todo, hasta se había casado con
una de las hijas del Rey, pero de nada sirvió y quizá porque nunca sintió la
necesidad de ser generosos, no ha descendido a las aceras de su Palacete de
Pedralbes, para al menos fijar la mirada sobre las personas que por ellas transitaban
cargadas con los problemas domésticos de cada día, no ocupaban uno sólo de sus
pensamientos, centrados en seguir sumando dinero aunque para ello fuese de forma
fraudulenta. Usted ha despreciado la oportunidad de ganarse el respeto y la
admiración, solo con que se hubiera limitado a practicar la decencia.
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