domingo, 25 de agosto de 2013

Una posición discrepante...

Hace tiempo que mantengo una posición discrepante sobre los conocidos como “mercadillos populares” escasamente regulados y que se implantan en épocas estivales al albur de las convocatorias festivas. Desde un tiempo a esta parte los responsables de la administración local, ponen el foco sobre la posibilidad de hacer caja bajo la fórmula de tasa por instalarse en la vía pública (a saber control de cuantos y cuantos sin control) sin una valoración real del perjuicio que al comercio local se le hace, más en épocas de estrecheces como las que vivimos. Soy una comerciante que defiende su negocio invirtiendo en acciones para fidelizar y atraer clientes, pagar los impuestos correspondientes tanto a la administración local como a la Agencia Tributaria, además algunos de mis colegas mantienen el empleo contribuyendo con ello al sostenimiento de la sociedad. Pues bien, parece no ser suficiente a tenor de la lasa actitud con la que se permiten implantaciones masivas de vendedores que buscan la oportunidad puntual y pasaran sin más huella por nuestra ciudad, eso sí, habrán puesto artículos a la mano del consumidor sin garantía de devolución y ni siquiera calidad contrastada.

Poco puede dejar este tipo de mercadillos en la ciudad salvo un cabreo e indignación de quienes cada día luchamos en la defensa de los intereses particulares y generales de Avilés. La actual permisividad con la que la administración local trata estos asuntos, nos obliga a ser mucho más reivindicativos y exigentes a la hora de examinar los programas con los que nuestros representantes acuden a las convocatorias electorales. Es necesario un mayor protagonismo de las asociaciones de comerciantes conjuntamente con la administración local en estos asuntos en los que tanto nos estamos jugando: nuestra supervivencia.

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