sábado, 16 de febrero de 2013

Mayor conciencia crítica...


Debemos integrarnos a lo urbano aprovechando todo lo que una ciudad en su entorno próximo nos ofrece. Si hay expectativas de cambiar esta situación económica en la que solo aumenta de forma exponencial el número de parados no debe ser más que desde un nuevo orden y una nueva predisposición a comprometerse con nuestra ciudad, nuestra comarca, nuestro país y esto solo puede conseguirse si hacemos un ejercicio crítico de por qué nos hemos desviado tan claramente por caminos tortuosos de un bienestar ficticio y dosis consumistas que nos han puesto al borde de la histeria personal y la quiebra económica. Es el momento de pensar con racionalidad, dejar las emociones aparcadas y ponerse a buscar caminos que nos lleven por la senda del crecimiento y el bienestar. La economía se mueve desde dentro, procurando micro economías que generen inercias de crecimiento. No ha dado resultado la guía que se diseñó con el foco puesto en la macro economía. Las grandes obras, los grades proyectos, las grandes instalaciones, los grandes, en una palabra fastos, que nos han llevado a una situación de agotamiento financiero por endeudamiento, al hacer previsiones sobre posibles y no sobre reales crecimientos.
Volvamos a la racionalidad del consumo basado en cubrir necesidades con productos que nos garanticen calidad y prestaciones, sepamos de nuevo valorar las cosas por lo que aportan no solo a quienes las consumen sino a quien las fabrica, las distribuye y las pone a la venta. Demos oportunidad a restablecer de nuevo la personalidad individual en las ciudades, a que los emprendedores sientan la necesidad de arriesgar para llevar su oferta al mercado, demos oportunidades a quien se esfuerza por hacer un proyecto respetuoso, sostenible con la ciudad que lo acoge, alejémonos de las grandes aglomeraciones, de centros con impactos medioambientales que no hacen sino arrastrarnos con sus campañas a consumos por encima de lo necesario, sin valorar la conveniencia y la calidad. Artículos  muchos de ellos sin referencia en cuanto a las formas del fabricado, ignorando si la mano de obra utilizada ha sido legalmente tratada dentro de las condiciones exigidas por la Unesco para  evitar se hayan conseguido bajo contratos y condiciones indecentes.
Sólo así con una mayor conciencia crítica y velando por nuestros intereses como consumidores, comerciantes, artesanos, profesionales, emprendedores, empresarios escrupulosos, lograremos remontar e ir saliendo de una situación difícil y que dejará cicatrices para un largo periodo de tiempo.


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