lunes, 25 de febrero de 2013

Levantemos la mirada



Dejémonos de historias y de quejas, estoy tan harta como cualquiera de pasar un mes de febrero frío y húmedo como si alguien lo hubiese diagnosticado con alevosía y sádica voluntad para quienes padecen artrosis, reuma o fibromialgia. Fijemos el foco en cosas que inexorablemente tienen una mejor recepción y nos pondrá el ánimo en alza, por ejemplo se me ocurre que podemos fijarnos en las flores de algunos de los árboles, que ya se han puesto a florecer porque siente el nuevo tiempo, o los días con mayor tiempo de luz, que directamente ya nos llevó a modificar los relojes del escaparate, poco, pero a favor. No sé qué ocurre, es como si se apoderara del ambiente el pesimismo y el entreguismo, no he visto aún escaparates con temporada, no comprendo cómo pretendemos seguir vendiendo rebajas, es como apostar por el pasado por lo que ya no vuelve, levantemos la mirada y echemos un vistazo alrededor, llueve, hace frío, pero es febrero, loco por entero, que no contagie su locura negativa, adoptemos su locura positiva y demos un vuelco a nuestra actitud, llenemos los escaparates de color, pongamos la sonrisa en nuestro rostro y celebremos que aun tenemos fuerza y ánimo para salir adelante porque no queda otra solución más que la de ir hacia adelante, podemos solo requiere actitud. 






sábado, 16 de febrero de 2013

Mayor conciencia crítica...


Debemos integrarnos a lo urbano aprovechando todo lo que una ciudad en su entorno próximo nos ofrece. Si hay expectativas de cambiar esta situación económica en la que solo aumenta de forma exponencial el número de parados no debe ser más que desde un nuevo orden y una nueva predisposición a comprometerse con nuestra ciudad, nuestra comarca, nuestro país y esto solo puede conseguirse si hacemos un ejercicio crítico de por qué nos hemos desviado tan claramente por caminos tortuosos de un bienestar ficticio y dosis consumistas que nos han puesto al borde de la histeria personal y la quiebra económica. Es el momento de pensar con racionalidad, dejar las emociones aparcadas y ponerse a buscar caminos que nos lleven por la senda del crecimiento y el bienestar. La economía se mueve desde dentro, procurando micro economías que generen inercias de crecimiento. No ha dado resultado la guía que se diseñó con el foco puesto en la macro economía. Las grandes obras, los grades proyectos, las grandes instalaciones, los grandes, en una palabra fastos, que nos han llevado a una situación de agotamiento financiero por endeudamiento, al hacer previsiones sobre posibles y no sobre reales crecimientos.
Volvamos a la racionalidad del consumo basado en cubrir necesidades con productos que nos garanticen calidad y prestaciones, sepamos de nuevo valorar las cosas por lo que aportan no solo a quienes las consumen sino a quien las fabrica, las distribuye y las pone a la venta. Demos oportunidad a restablecer de nuevo la personalidad individual en las ciudades, a que los emprendedores sientan la necesidad de arriesgar para llevar su oferta al mercado, demos oportunidades a quien se esfuerza por hacer un proyecto respetuoso, sostenible con la ciudad que lo acoge, alejémonos de las grandes aglomeraciones, de centros con impactos medioambientales que no hacen sino arrastrarnos con sus campañas a consumos por encima de lo necesario, sin valorar la conveniencia y la calidad. Artículos  muchos de ellos sin referencia en cuanto a las formas del fabricado, ignorando si la mano de obra utilizada ha sido legalmente tratada dentro de las condiciones exigidas por la Unesco para  evitar se hayan conseguido bajo contratos y condiciones indecentes.
Sólo así con una mayor conciencia crítica y velando por nuestros intereses como consumidores, comerciantes, artesanos, profesionales, emprendedores, empresarios escrupulosos, lograremos remontar e ir saliendo de una situación difícil y que dejará cicatrices para un largo periodo de tiempo.


miércoles, 13 de febrero de 2013

Una gigantesca mala previsión


¿Nos hemos equivocado? ¿el mundo se ha equivocado? Parecería una arrogancia intolerable afirmar que el mundo se ha equivocado, habiendo en él gente tan ilustre, economistas y premios nobel tan capacitados, como para aceptar lo vivido hasta ahora sea consecuencia de una gigantesca mala previsión. De cualquier manera desde mi modesta opinión, se han equivocado y hay responsables. El mundo comienza el error cuando se permite a China acceder al “libre comercio mundial”, con la fantasmagórica idea que con ello occidente vería multiplicado por cien sus réditos al abrirse un mercado de más de mil quinientos millones de consumidores. Todo un país tan grande como un continente al que venderle y donde situar empresas con mano de obra barata. Aquí vino el equívoco, nadie y menos los economistas dogmáticos y ciegos en sus previsiones macro económicas, intuyeron e intuyen aún hoy, las consecuencias. Solo se fijaron en los grandes altares que las multinacionales elevarían como símbolos de poder universal para sometimiento uniforme de los consumidores. Cierto es, con ello arruinaron a todos los artesanos emprendedores, comerciantes, industriales que con imaginación, tradición y desde generaciones contribuyeron a la prosperidad de sus comunidades, a la dignidad del trabajo bien realizado, al respeto por el medio ambiente, a la creación de empleo y como no, a una sociedad crítica que valoraba los logros conseguidos en defensa de las ideas que contribuyeron a formar nuestra legislación laboral, nacida como reacción a la explotación de las personas y a la que lamentablemente volvemos hoy de forma irreversible. Salvo que todos en un compromiso sin precedentes, salgamos al frente para decir que hasta aquí hemos llegado.