viernes, 31 de agosto de 2012

Ignorados y engañados


Cuando llego al portal para acceder a mi piso, un día sí y otro también está ocupado por un grupo de niños que impiden el libre acceso a quien pretende entrar y no menos a quien salir. Al decirles que no es el lugar para agruparse en juegos y tertulias, sus caras reflejan un desconcierto tan gráfico, que me hacen dudar si algo tan elemental y lógico de comprender, no es más que una insolencia de solterona aburrida y trasnochada. Ya por fin librada la barrera humana y camino hacia el ascensor, caigo en la cuenta que ni soy soltera, ni aburrida, ni trasnochada, así que aliviada en parte, sigo mi camino no exenta de preocupación al comprobar la diferencia entre la educación cívica inculcada a mi generación y la actual ¿Somos los padres los culpables? Sí, culpables de la mala educación de los hijos, de la falta de respeto por lo ajeno y público, de la insolencia y desprecio hacia las personas y por supuesto de la burla que sobre las reglas de convivencia nos hemos dado. En mi portal hay personas dependientes, mayores muy sensibles a ruidos y voces, con descanso frágil por la situación de salud precaria en las que se encuentran, no importa, la calle se ha convertido en un campo de deportes donde se juega al balón contra las puertas de los garajes convertidas en porterías. Las farolas y jardineras sirven de postes para el rebote y regate, en la mayoría de los casos, llevándose las plantas y flores por delante, mobiliario urbano pagado con el dinero de nuestros impuestos ¿Qué seguridad nos ofrece la autoridad? Toda la vigilancia con la que contamos se realiza a través de un coche patrulla, sin ningún contacto con los problemas del barrio, sin conocimiento de las molestias, sin cambio de impresiones con los comerciantes de la zona, ¿que pasó con el guardia de barrio? figura conocida y respetada a quien acudir en caso de ayuda, respetada por su presencia para que los ciudadanos se sintieran respaldados y seguros.

Nuestros representantes políticos, se han ocupado solo de la macroeconomía y ya hemos visto y comprobado donde nos ha llevado. La microeconomía, no tiene valor y carece de importancia, los problemas con los que enfrentarse cada día no cuenta o cuentan escasamente. Somos ciudadanos olvidados y marginados por quien se supone debería velar por nosotros ¿qué pasa en nuestra sociedad? ¿Quienes nos escucha y atienden en nuestras demandas? Los ciudadanos honrados, los callados y resignados contribuyentes, somos el mayor grupo no parlamentario pero incapaz como sociedad civil, de hacernos oír y por consiguiente valer en nuestras demandas. Somos por ello ignorados y engañados en todas las direcciones, con el resultado del desánimo, el escepticismo y el agotamiento de nuestras energías para finalizar decepcionados y desesperanzados. Cuando esto ocurre en una sociedad, se dice que está enferma y por tanto entregada a un destino incierto e inseguro para todos.

 

viernes, 10 de agosto de 2012

Hoy tomamos un supermercado...


Mientras que Alemania aspira a una subida salarial para incrementar la capacidad adquisitiva de los ciudadanos y con ello mover la rueda del consumo, en declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi, los países del sur deberíamos bajarnos el salario y emigrar.

Una definitiva forma de convertirnos en esclavos de nosotros mismos y de los países de la UE con mayor PIB.

¿Cuál es el cambio sistémico que sufrimos? ¿Los pobres más pobres para que los ricos sean más ricos?

El BCE debe operar como un banco regulador financiero motivando las economías productivas y ayudando a los países más débiles a fortalecer sus capacidades de financiación, no sin poner condiciones sobre el control del gasto, pero sin ir en detrimento de crecimiento y empleo.

Somos en parte culpables de la situación por no haber sabido atajar a tiempo los desmanes de empresarios de la construcción desaprensivos y embaucadores aliados con banqueros especuladores y avariciosos que se aprovecharon de políticos débiles, desleales y corruptos. Estamos a la deriva en manos de tiburones financieros y políticas discriminatorias del fuerte sobre el débil, ante un gobierno entregado al fuerte sin condiciones con sentido real de sumisión y claro aldeanismo congénito de las clases dirigentes.

No se arregla nuestra economía con un desmantelamiento claro de la sociedad del bienestar, eso sólo enriquecerá a unos pocos a cuenta de otros muchos.

Este país nunca ha reparado en endeudarse y aparentar lo que no es, tener la mejor liga de fútbol del mundo, es un ejemplo de los muchos que se podrían citar. Fichajes imposibles de cuantías vergonzosas, por figuras del balón, han sido aplaudidas y bien recibidas aunque los clubes acumulen deudas millonarias con la hacienda pública y la seguridad social a quienes todos debemos contribuir y ahora más que nunca los asalariados, con subidas de irpf, iva y copagos.

¿Qué estamos haciendo con este país? ¿Será la doctrina de Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda la que espera encontrarse este gobierno desnortado, sumiso y entregado al poder de la oligarquía financiera? ¿Dónde han quedado los logros de la clase trabajadora? ¿Qué derecho laboral nos asiste, en estos tiempos, después de la reforma laboral? ¿Cómo desde el BCE se nos puede invitar a ganar menos e emigrar? ¿Qué está pasando en nuestra sociedad?